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Carmen: la mujer libre


El 3 de marzo de 1875 se estrenó en la Ópera-Comique de París la Carmen del compositor Georges Bizet, la ópera francesa más popular y más representada de la historia, y eso que fue un auténtico fracaso en su estreno debido a que su tema y tono eran “escandalosos”, a decir de los contemporáneos, pues tenía una protagonista femenina arrolladora: Carmen, que encarnaba el mito de la mujer indomable, avanzada a su tiempo, que escandalizaba a su propia sociedad y que llevaba a los hombres a la “perdición”. Y aunque en la primera temporada terminaron regalando las entradas por la calle para llenar el teatro, Carmen logró convertirse en un éxito, pero su compositor nunca pudo disfrutarlo pues, como si de una maldición se tratase murió justo tres meses después, el 3 de junio.

Cuenta la leyenda que la mezzo Celestine Galli-Marie mientras estaba cantando el aria de las cartas en la que la gitana Carmen busca su futuro, quedó pálida y sobrecogida. Cuando le preguntaron después qué le había sucedido dijo que las cartas le habían mostrado la muerte de Bizet. Efectivamente fueron a casa del compositor pero había fallecido de un ataque al corazón. Solo tenía treinta y seis años.

Carmen es una mujer que desafía a toda ley humana y celestial, algo que no se comprendía en el siglo XIX y en general tampoco ahora. A lo largo de la historia muchas mujeres han intentado escapar del rol tradicional de esposa y madre, pero de una u otra forma lo han pagado caro. Es probablemente el caso de la mujer real que dio lugar al personaje, una gitana cigarrera de la antigua fábrica de tabaco de Sevilla que estaba donde actualmente se encuentra el rectorado de la universidad. Y en cuya historia se inspiró, posiblemente, Prosper Mérimée para escribir su Carmen. Bizet también situó la trama de su ópera Carmen en dicha ciudad ya que España en general y Andalucía en particular tenían un gran atractivo para los románticos que aprovecharon todos los tópicos orientalistas y exóticos para sus obras. Y el personaje de una mujer que desafía a una sociedad patriarcal, una femme fatale, resultaba muy productivo.

La ópera Cármen está llena de éxitos, para empezar la conocida habanera El amor es un pájaro rebelde. Pero no siempre fue así. Cuando a la mezzo Celestine Galli-Marié no le gustó lo que había escrito Bizet, este buscó hasta que encontró una habanera de un compositor español, Sebastián Iradier, titulada El arreglito, y ni corto ni perezoso el compositor francés la plagió sin contemplaciones. Sí, resulta que la famosa habanera de Carmen, la que todas las mezzosopranos del mundo desean interpretar, no es de Bizet sino de Iradier. En cualquier caso el papel de Carmen es muy apetecido por su paleta de color y la riqueza de sus matices, de “terciopelo caliente” lo llaman algunos, y ha sido interpretada por numerosas divas de la ópera.

Para desgracia de Carmen se “encapricha” de don José. Aunque pronto se desencanta de él ya que es el prototipo de hombre celoso, algo que ella no tolera (ni ninguna persona debería tolerar), y haciendo uso de su libertad, como ella misma dice en la habanera, “nadie puede enjaularla”, y pasa a un nuevo amor: el torero Escamillo. Pero don José no comprende que es imposible atar a una mujer “fatal”, y resulta que el único “fatal” es él.

Bajo la etiqueta de amor a menudo se esconden terribles patologías como los celos o el peligroso mito del amor romántico que ha elaborado el imaginario colectivo, y que termina haciendo que algunas personas respondan de manera violenta, aíslen y controlen a sus parejas y crean que eso es indicador no de su enfermedad sino de su “amor”. Carmen es libre y autónoma pero lamentablemente en el siglo XIX su independencia económica y amorosa resulta impropia de una mujer. Hoy sería natural el comportamiento de Carmen. “Yo la he matado, ya podéis arrestarme”, dice don José cuando la ha asesinado, como todo maltratador su ira se desvanece cuando ya ha acabado con el objeto de sus celos.

Así, ante esta violencia a la que el público decimonónico de la Opera-Comique, un público familiar que acudía a pasar un buen rato no a ver morir a la heroína, no estaba acostumbrado, se comprende no solo el fracaso inicial de Carmen sino que ninguna prima donna del XIX quisiera interpretar el papel, hasta que lo aceptó su primera protagonista, la mezzo Celestine, que mantenía a la sazón una relación sentimental con Bizet.

Imagen

A partir del retrato de la mezzo Celestine Galli-Marié como Carmen, de Henri Lucien Doucet, 1884.

Más información

Eckhardt van den Hoogen, El ABC de la ópera, Taurus, 2005.

La gran ópera paso a paso: Georges Bizet, Carmen, Edilibro, 1998

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http://www.rtve.es/television/20150303/opera-carmen-georges-bizet-mito-mujer-liberada-independiente/1107525.shtml

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