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Las intrigas de la reina Meryra II

La reina Meryra II perteneció a una familia de ambiciosos e intrigantes nobles de Abidos que en la VI dinastía consiguieron entrar en la familia real menfita y colocarse a la altura de los dioses. Pero no era suficiente, también querían el trono y estaban dispuestos a cambiar la historia. Para ello no solo se repartieron los principales puestos de poder sino que desposaron a dos jóvenes hermanas con el rey Pepy I y se aseguraron de que sus hijos estuvieran en primera línea sucesoria a costa de eliminar a la gran esposa real y favorita del faraón y a su hijo, el heredero.

El final de una era

Al final del imperio antiguo durante el reinado de Mery-Ra Pepy I (ca. 2321-2287 a.C.) el poder de la VI dinastía se estaba resquebrajando. En aquellos tiempos tuvo lugar una intriga palaciega propiciada por su matrimonio con las hermanas Anj-en-es Mery-Ra (también llamadas Anj-en-es Pepy) I y II, las hijas de un taimado y poderoso señor de Abidos llamado Jui que también consiguió importantes prebendas y cargos para los varones de dicha familia. A cambio reafirmó la soberanía del faraón en el sur y mantuvo la estabilidad de la corona. Significativamente el nombre de las reinas quiere decir ‘Mery-Ra -o Pepy-, esto es, el faraón, vive por ella’.

Pepy I ya tenía una reina con los títulos de “esposa real” y “gran favorita” que le había dado un hijo varón, en virtud de la ley sucesoria egipcia este niño estaba llamado a ser el heredero del faraón. Pero no sucedió así. La esposa principal y su hijo, cuyos nombres no conocemos, desaparecieron víctimas de este complot de harén, su memoria fue “borrada” y fueron suprimidos de las inscripciones de los monumentos y de los documentos. Se sabe cómo pudieron suceder los hechos gracias a la tumba de Uni, un funcionario de alto rango que desempeñó destacados puestos. En su mastaba de Abidos cuenta el “fiel” Uni que siendo él director de los empleados de la Casa Grande:

Hubo un proceso en el harén real contra la esposa real y gran favorita, en secreto. Su majestad (Pepy I) hizo que juzgara yo solo, sin que hubiera ningún visir del Estado, ni ningún magistrado, salvo yo porque su majestad tenía confianza en mí y me estimaba […] Nunca antes ninguno de mi condición había escuchado un secreto del harén real, pero su majestad me le hizo escuchar porque yo era excelente en el corazón de su majestad más que cualquier otro magistrado, dignatario o servidor suyo.

La desgraciada reina fue acusada de traición aunque su delito solo fuera entorpecer los planes de la calculadora familia de Jui. No sabemos cuál fue el final de la mujer y de su hijo, pero es improbable que sobrevivieran.

Las intrigas de Meryra II

Pero las intrigas de una de las hermanas, Anjesenpepy o Anjnesmeryra II, no terminan ahí. Recordemos que en el harén de Pepy I había dos reinas ansiosas por sentar a sus hijos varones en el trono, pero solo una podía salir triunfante. Al principio parecía que esa iba a ser Meryra I, cuyo hijo, Mer-en-Ra I (Merenra I, ca. 2287-2278 a.C.) fue el sucesor, pero murió de manera muy “oportuna” y su madre tuvo que retirarse de la competición.

Al final ganó Meryra II, cuyo hijo Pepy II (ca. 2278-2184 a.C.) no solo fue el sucesor sino que, como este era menor de edad, ella fue declarada su regente, y por ello se la representa con el úreus en la cabeza, como un faraón. Tuvo por tanto el apoyo de su hermano, el visir Dyau, y del “fiel” Uni, que recibió por sus servicios el título de gobernador de los veintidós nomos del Alto Egipto.

El faraón Pepy II se casó con sus hermanas: Neith, Iput, Anjesenpepy (hijas de Anjesenpepy II), y con su medio hermana Udyebten (la hija de Anjesenpepy I). Aunque la esposa más destacada fue la reina Neith que se construyó la pirámide más grande junto a la de su hermano-marido, y cuyo hijo, Mer-en-Ra o Pepy II (ca. 2184-2181 a.C.), fue el siguiente en el trono. El culto funerario de la reina Neith (y de su madre) se perpetuó más allá de la VI dinastía, y eso que fue reina gracias a las intrigas de su abuelo, el poderoso Jui de Abidos.

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Para saber más

Teresa Bedman, Reinas de Egipto: el secreto del poder, Madrid, , Alianza Editorial, 2007.

Imágenes

A partir del óleo Trabajos de amor perdidos, de Edwin Longsden Long, 1885, Museo Dahesh, Nueva York.

A partir de un fotografía de un bronce de Pepy I en el Museo Egipcio del Cairo.

A partir de una fotografía de una figura de calcita de Pepy II y su madre Meryra II, en el Brookling Museum of Art, N. Y.


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